¿Qué es el descalce de plazos bancario?

6 mar 2014

Existen numerosas teorías en torno a las causas de la crisis financiera que desde 2008 estamos padeciendo. La falta de regulación de las entidades financieras y, en especial, de los bancos de inversión norteamericanos, los privilegios concedidos a la banca por parte de los Bancos Centrales o el elevado déficit fiscal que han mantenido muchos países a lo largo de los últimos años. Sin embargo, todas ellas se resumen en una única premisa: el excesivo nivel de endeudamiento no respaldado por ahorro real, consecuencia en cualquier caso del diseño del actual sistema financiero que, si bien es un elemento imprescindible de cualquier economía desarrollada, presenta numerosos problemas que, en última instancia, puede causar los ciclos económicos.

No en vano, la propia esencia del negocio bancario en lo que a sus funciones de intermediación se refiere es, precisamente, una de las teorías que, aun no formando parte del mainstream financiero, proporcionan una explicación que, desde mi punto de vista, es más que aceptable. Esta teoría es conocida como el descalce de plazos y forma parte de las explicaciones proporcionadas por algunos de los teóricos de la escuela austríaca de economía, como Antal Fekete o Juan Ramón Rallo en España.

El modelo de negocio de cualquier entidad bancaria es muy sencillo. Su función es obtener recursos económicos del público (su ahorro) y canalizarlos hacia la inversión (prestando esos fondos a agentes que así lo requieran). Es decir, su labor es la intermediación entre ahorro y la inversión, aplicando un tipo de interés mayor a los préstamos concedidos que constituyen su margen de intermediación, que a su vez forma parte del beneficio del banco. Hasta ahora, nada extraño que pueda inducirnos a pensar que este quehacer bancario en sí mismo pueda llegar a causar el ciclo económico.En realidad, el problema no es tanto que los bancos realicen esta función de intermediación sino cómo la realizan.

Por un lado, la captación de recursos del público se realiza mediante depósitos a plazo fijo o depósitos a la vista, generalmente con un plazo comprendido entre unos pocos meses y unos pocos años, ofreciendo un tipo de interés por la renuncia de utilización del dinero de manera inmediata (la preferencia por la liquidez). Por el otro lado, conceden financiación a los agentes que así  lo requieran, cobrando por ello un tipo de interés mayor y con un plazo mayor al plazo con que captaban financiación (hablamos de 40-50 años, o incluso más). Es decir, el negocio bancario obtiene recursos a corto plazo y los presta a largo plazo.

Este sistema produce el llamado descalce de plazos. Es decir, el mantenimiento  de activos ilíquidos o inmovilizados frente a pasivos a corto plazo o muy corto plazo, propio de la indosincrasia bancaria. El descalce de plazos supondría un problema para cualquier empresa ya que la permanencia en el tiempo de fondos de maniobra negativos (la diferencia entre el activo circulante y el pasivo circulante) es la causa de muchas insolvencias empresariales, al no poder hacer frente a las deudas a corto plazo por no disponer de saldos de tesorería suficientes. Imaginemos una empresa cuyas deudas vencieran mañana por cuantía de 1 millón de euros  y que, a día de hoy, solo tiene disponible en tesorería 750.000 euros. En caso de que el prestamista no le refinanciase esta deuda o no fuese capaz de obtener los 250.000 restantes, la empresa tendría un problema. En estos casos aparecen liquidaciones precipitadas de activos para deshacer posiciones ilíquidas en balance cuyo precio de compraventa será, generalmente, más bajo que el valor real de ese activo.

Sin embargo, los bancos pueden mantener este fondo de maniobra negativo por varias razones:
  • Por un lado, tienen el privilegio de contar con todo un mercado interbancario a su disposición en el cual se ponen en circulación los más variados instrumentos financieros que podamos imaginar, pudiendo el banco acceder a la financiación que más le convenga en cada momento. En ocasiones, se negocian instrumentos financieros cuyo plazo vence en un día e, incluso, en pocas horas, los llamados repos, entre otros muchos.
  • Por otro lado, la ingeniería financiera propia de las entidades financieras permite obtener financiación adicional mediante la emisión de nuevos instrumentos financieros que sirven para dar liquidez a los activos inmovilizados, como los derechos de cobro a más largo plazo (hipotecas, por ejemplo). En este sentido, han aparecido numerosos  instrumentos financieros creados con este propósito, como las titulizaciones hipotecarias.
  • Pero es que, además, en caso de que las entidades financieras no sean capaces de obtener la financiación necesaria por ninguna de las vías mencionadas anteriormente, existe una institución, el Banco Central, que actúa como prestamista de última instancia para dotar de la liquidez necesaria a los bancos para que éstos puedan asumir sus compromisos de pago a más corto plazo.

En resumen, el descalce de plazos es una característica intrínseca de todas las entidades financieras, que provoca distorsiones entre el ahorro y la inversión, puesto que se inmovilizan fondos del público que, en muchos casos, son depósitos a la vista y, por tanto, exigibles por sus clientes en cualquier momento, sin un plazo predefinido. 

Pero, ¿se puede afirmar que el descalce de plazos bancario provoca el ciclo económico? Existen diversos académicos, como el citado Juan Ramón Rallo, que creen que sí. Sin embargo, otros académicos, también liberales, como Adrián Ravier, no creen que esta sea la causa del ciclo. El debate está servido.

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