El juego online está en auge en todo el mundo
y en nuestro país no podía ser menos. Desde que en junio de 2012 se reguló en
España concediendo las primeras licencias por parte de la Dirección General de Ordenación del Juego
(DGOJ), sólo en los primeros 6 meses las cantidades jugadas se sitúan en 2.354
millones de euros, generados por las apuestas deportivas, póker, bingo y
casino.
El póker es el más representativo de todos los
sectores moviendo el 40% de este capital, con unos 952 millones en ese periodo,
siendo la sala Pokerstars líder en el
volumen de tráfico de jugadores. Sin duda el póker está de moda y es un área
que no deja de crecer, convirtiéndose en un fascinante mundo que cada vez más
personas quieren conocer, aunque para los amantes de la economía puede que sea
un territorio más cercano de lo que creen.
La relación del póker con las finanzas es
mucho más estrecha de lo que en un primer momento pudiéramos pensar. En ambos
mundos toma una especial relevancia el empleo del capital, los riesgos, la
intuición, el estudio del mercado. Pero para entender estos entresijos hay que
tener en cuenta que al hablar de póker debemos diferenciar entre los numerosos
jugadores que hacen de él un entretenimiento y
los que lo afrontan como su principal fuente de ingresos. Para estos últimos
es imprescindible administrar con destreza su capital, así como colocarlo en el
momento oportuno y en el lugar adecuado.
En algunas modalidades de póker como Texas Hold’em,
el azar pierde terreno dando protagonismo a la astucia, a la estrategia. El conocimiento
y la disciplina se imponen a la suerte. Mantener el temple y saber manejarse
bajo presión es decisivo para tomar las decisiones adecuadas.
Cuando hablamos con jugadores profesionales, todos
coinciden en que al comenzar a jugar de forma seria, una de las cuestiones más
complicadas que te encuentras es aprender a manejar tu bankroll, o sea, la
cantidad de dinero con que cuentas para dedicar al póker. Uno de los errores
más comunes es asumir riesgos que superan nuestra capacidad económica. De la
misma manera que en las finanzas, es imprescindible hacer un estudio detallado
de nuestros recursos y de los gastos ineludibles que vamos a tener en un futuro
cercano.
Debes estar preparado para ganar, pero sobre
todo para perder. Al igual que en los negocios, algunas operaciones
satisfactorias pueden darte una confianza desmedida y nublar tu buen juicio.
Tener un buen plan ante la derrota es algo imprescindible porque en algún
momento perderás, no lo dudes. Cuando inviertes un dinero en valores sabes que
puedes multiplicarlo o perderlo. Debes tener la suficiente solvencia para
afrontar lo segundo. Un buen manejo de nuestros fondos es decisivo para
prolongar nuestra carrera y obtener ingresos estables.
Una de las cosas que destacan y que la mayoría
de los mortales desconocen son las horas de trabajo que emplean en mejorar su
juego, en depurar su estrategia a base de estudio. El conocimiento del mercado
es decisivo. Conocer nuestra especialidad, nuestros rivales, nuestras
debilidades. Todo ello nos ayudará en nuestras decisiones a la hora de asumir
riesgos o retirarnos.
En ocasiones se nos presentarán operaciones
poco convencionales. A veces ganar no significa necesariamente incrementar
nuestra economía. En ocasiones incluso es necesario perder pequeñas batallas
para provocar a corto o medio plazo un efecto contrario en nuestros ingresos.
Nuestro instinto y entrenamiento será decisivo en esos casos.