Más madera: las claves de la última reunión del BCE

5 jun 2014

Se esperaba mucho sobre la última comparecencia del presidente del Banco Central Europeo. Los últimos movimientos de la cotización del EUR/USD parecían estar descontando una batería de medidas de las llamadas no convencionales por parte de la autoridad monetaria europea, y Draghi no defraudó a nadie, y mucho menos a los mercados.

Al margen del anuncio de la rebaja de tipos de interés y de la facilidad de depósito, el Banco Central Europeo ha optado por llevar a cabo medidas monetarias a la japonesa (o a la norteamericana, como ustedes prefieran), impulsando nuevas medidas de compras de activos para luchar contra la temida deflación, su objetivo principal. Repasamos qué implicaciones tiene cada una de ellas y cuál puede ser, a mi juicio, su eficacia real.

Rebaja de tipos de interés al 0,15%

En primer lugar, la rebaja de tipos de interés al 0,15% desde el 0,25% abarata en diez puntos básicos el precio del dinero. Los bancos pueden disponer de él a un precio menor, lo que debería servir para mejorar las condiciones de financiación de los clientes de bancos, tanto empresas como particulares. Cuanto menor sea el precio al cual los bancos pueden obtener dinero, menor también será el precio de los créditos que los bancos trasladarán a sus clientes. 

Ahora bien, la efectividad de esta medida convencional es, cuando menos, dudosa. No parece que el criterio seguido por las entidades para la concesión de créditos sea que puedan obtener el dinero más barato, sino la confianza en sus prestatarios. No en vano, el crédito a cinco años está en niveles cercanos al 7% y muy alejados del nivel actual del precio oficial del dinero que, a partir de ayer, se fijó en el 0,10%.

Facilidad de depósito negativa (-0,10%)

Cuando los bancos tienen excedentes de tesorería pueden acudir al banco central para obtener un cierto rendimiento por esta liquidez extra. Depositar este dinero en el Banco Central implica inmovilizar unos recursos que bien podrían haber sido utilizados por las familias y empresas para acometer sus decisiones de inversión y financiación. El BCE aplicará una tasa negativa a estos depósitos con el objetivo de penalizar el ahorro de los bancos y el inmovilizado de estos fondos para que los bancos lo canalicen hacia la economía real.

Esta medida, sin embargo, adolece de los mimos problemas que la reducción del tipo de interés. El problema no es tanto que los bancos estuviesen inmovilizando ingentes cantidades de fondos en el Banco Central, sino que la demanda de crédito no es del todo sana y, por este motivo, el análisis de riesgos de un banco comercial no recomienda atender demanda no solvente de crédito.

Refinanciaciones a largo plazo condicionadas (TLTROs) 

Los famosos Litros (LTRO por sus siglas en inglés Long Term Refinancing Operations) fueron una serie de medidas no convencionales que Mario Draghi puso a disposición de los bancos comerciales para paliar la difícil situación que vivía el mercado interbancario, tan escaso de recursos allá por los años 2011 y 2012. Se trataba de una serie de créditos a largo plazo que el BCE concedía a las entidades bancarias al 1% con el objetivo de mejorar las condiciones de financiación de la economía, aunque no existía ningún tipo de condicionalidad específica. Es decir, los bancos podían utilizarlos a su antojo. Resultado final: los litros facilitaron el carry trade de la deuda pública, en el que los bancos obtenían una rentabilidad por la inversión del 4% sin ningún tipo de riesgo. 

En esta ocasión se ha anunciado una nueva movilización de fondos por valor de 400.000 millones de euros a cuatro años en el mismo sentido que las pasadas LTROs pero con la diferencia de que, en este caso, estarán condicionadas a la concesión de préstamos para actividades no relacionadas con el sector financiero ni para la concesión de préstamos hipotecarios. Se trata, por tanto, de propiciar que los bancos canalicen toda esa liquidez a la economía real en forma de crédito a las pymes.

Precisamente, esta condicionalidad es la que puede dotar de eficacia efectiva a esta medida. El hecho de contar con una cierta supervisión puede permitir la canalización de liquidez a las empresas, evitando de esta manera que el dinero se quede en el circuito cerrado de la economía real, como ha ocurrido no solo con las anteriores LTROs sino también con otros manguerazos de liquidez por parte de otros Bancos Centrales más heterodoxos.

Nuevos preparativos para la compra de activos, especialmente ABS

El BCE ha sido, hasta el día de ayer, uno de los pocos Bancos Centrales con verdadera disciplina en materia monetaria, a diferencia de sus homólogos japonés, norteamericano o británico. Cada uno de ellos, en mayor o menor medida, ha puesto en circulación ingentes cantidades de dinero a cambio de la compra de diferentes variedades de activos, tanto públicos como privados. Sin embargo, parece que el BCE también se va a sumar a esta moda.

No en vano, ya se está preparando el terreno para la compra de los llamados Asset Backed Securities (ABS), también conocidos como titulizaciones, una alternativa a la deuda corporativa y cuyo pago está respaldado (o colateralizado) por un determinado activo, como una hipoteca.

Desde hace tiempo, se esperaba que Draghi anunciase una QE a la Europea y quizá la compra de ABS sea el primer paso para llevarlo a cabo, a pesar de que todavía no sabemos ni la cuantía de activos que adquirirá ni el calendario de plazos que se seguirá mismos. De momento, el bazooka parece estar preparado para disparar.

Suspensión de la esterilización en la compra de bonos

La esterilización es un proceso que busca neutralizar el efecto de la liquidez que provocan las compras de bonos por parte del BCE en el mercado secundario. Cuando se realizan estas operaciones, el BCE pone en circulación una determinada cantidad de dinero que se canaliza hacia los vendedores de estos bonos, disponiendo éste de una liquidez determinada para decidir qué hacer o qué no hacer con este dinero.

Un problema derivado de estas compras puede ser el aumento de la inflación. Para paliar este problema, el BCE puede optar por retirar una parte del dinero en circulación en otra parte del mercado vendiendo, por ejemplo, bonos que figuren en su balance a otro inversor interesado. Es decir, con la compra de bonos, el BCE intenta que el dinero fluya en el circuito económico, pero no que se inunde el mercado, hecho que podría provocar bastante inflación.

Sin embargo, en un momento de baja inflación como el que vivimos, la suspensión de la esterilización de la compra de bonos no debería ser un problema importante. Es más, el objetivo del BCE y de Mario Draghi es crear inflación, lo que significaría que el volumen de deuda baja y que la situación económica se reestablece.

En definitiva, Mario Draghi ha sacado toda la artillería pesada como ya había anunciado en su momento. Unas medidas cuyo objetivo principal es la búsqueda de la inflación pero, sobre todo, la búsqueda del crecimiento económico.

 
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