¿Por qué una renta básica universal nos haría más pobres?

19 ago 2014

A raíz de la reciente irrupción de Podemos dentro del debate político español, se ha intensificado el debate acerca de la necesidad o no de proporcionar una renta básica universal a todos los ciudadanos de nuestro país solo por el mero hecho de serlo e independientemente de su capacidad de generar riqueza o de su situación particular dentro de la sociedad. 

Una medida que, a priori, constituye una necesidad imperiosa, en especial para los estratos más bajos de la población, los cuales tienen verdaderas dificultades para acceder a los servicios y bienes más básicos al carecer de los recursos económicos suficientes. Sin embargo, esta propuesta adolece de serios problemas a nivel macroeconómico que creo es necesario detallar para no caer en demagogia.

La renta básica como generador de tensiones inflacionistas


La renta básica universal, al proporcionar una serie de recursos económicos mínimos a cualquier ciudadano, provoca un abandono de los trabajos peor remunerados. Puesto que el empleado pasa a recibir un ingreso mínimo sin necesidad de trabajar, podría abandonar su puesto de trabajo si considera que no le merece la pena. El empresario, a su vez, debería mejorar de forma sustancial sus condiciones de trabajo para evitar que abandonase su trabajo, bien sea mediante un aumento de sus condiciones salariales o bien mediante una reducción de su horario de trabajo.

Supongamos que el empresario puede mejorar el salario de su empleado de tal manera que éste, gracias a sus mayores ingresos, renuncia a la renta básica para seguir trabajando en la empresa. Si esto ocurre, el empresario tendrá que repercutir el mayor coste empresarial sobre el precio del producto o servicio con el objetivo de mantener la rentabilidad empresarial. En este sentido, la renta básica podría provocar tensiones inflacionistas por el lado de los costes.

Además, a medida que los precios sigan subiendo, los ciudadanos exigirán una mayor cuantía de su renta básica que compense la pérdida de poder adquisitivo, entrando en una espiral inflacionista en la que, conforme aumenten los salarios exigidos por los trabajadores y, por tanto, la inflación, mayores serán las tensiones inflacionistas futuras.

La producción se estancaría... con efectos inflacionistas y sobre nuestra moneda


Si, en cambio, el empresario no se puede permitir mejorar las condiciones laborales de sus empleados, hecho que ocurriría en la mayor parte de sectores y empresas máxime teniendo en cuenta que, en muchos casos, el salario de sus trabajadores guardaría poca relación con la productividad marginal que son capaces de proporcionar, este tipo de trabajos estaría condenado a desaparecer, provocando una menor producción y, por tanto, una menor oferta de bienes y servicios. 

Al mismo tiempo, la renta básica aumentaría la demanda de bienes y servicios de los ciudadanos. Estos dos efectos conjugados, mayor demanda y menor oferta, harían aumentar los precios, reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos y provocando una espiral inflacionista de similares características a la descrita en el punto anterior.

Además, la moneda sufriría una fuerte depreciación como consecuencia de la mayor demanda de productos del extranjero y el menor ritmo exportador que provocaría la menor producción. En estas circunstancias, parece razonable pensar que la mayor parte de países que conforman la zona euro se opondrían de forma frontal a la renta básica universal, más aún cuando, hasta ahora, la política monetaria ha ido encaminada a mantener un euro fuerte.

Salir del euro tampoco sería la solución puesto que la depreciación sistemática de la moneda haría aumentar el coste de los productos importados, en especial de los energéticos de los que España es altamente dependiente, como petróleo o gas natural.

¿Y qué ocurre con el ciclo económico?


La renta básica es universal y constante: el ciudadano recibiría siempre la misma renta, independientemente del ciclo económico en el que nos encontremos, ya sea boom económico o recesión. Esta situación no es la más adecuada ni siquiera para los keynesianistas más ortodoxos, puesto que inyectar aún más dinero en etapas de crecimiento económico no haría sino calentar aún más la economía, provocando burbujas e inflación.

En definitiva, en una ciencia tan compleja como la ciencia económica, regalar dinero a los ciudadanos, máxime cuando no existe control sobre la política monetaria y, por tanto, no podemos imprimir más moneda ni manipular artificialmente el tipo de interés, no hará sino empobrecernos aún más por la vía del aumento de precios y de las espirales inflacionistas.

2 comentarios:

  1. Asumes que habría que hacer una inyección de moneda cuando en realidad se habla de una redistribución de riqueza para financiarla.

    Por otro lado, la temida inflación no ha ocurrido a pesar de las maniobras de los mercados financieros:
    http://www.ted.com/talks/michael_metcalfe_we_need_money_for_aid_so_let_s_print_it

    Pero a todo esto, si quieres le sacamos más problemas a una ciencia, que no es tal ciencia porque para empezar llama al sistema que la engloba, la biosfera, externalidad.

    La RBU es un instrumento para cambiar las dinámicas del sistema económico y que éste pase a estar al servicio de la humanidad y no como tradicionalmente, ha estado dominando a la misma.

    La cuestión es política, no económica. ¿Queremos que todas las personas del planeta tengan garantizada su existencia gracias a los avances tecnológicos heredados a lo largo de la historia? ¿Queremos acabar con los negocios prescindibles para nuestra supervivencia que acarrean conductas destructivas del medio ambiente, y por tanto, de la humanidad?

    A menudo obviamos que lo heredado, no es lo único posible, ni mucho menos lo mejor que podemos hacer. http://ilprentabasica.org/videos/

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  2. En primer lugar, y en un escenario bastante conservador, la RBU tendría un coste aproximado de 100.000 millones de euros. Teniendo en cuenta que en el pico de la burbuja España nunca obtuvo una recaudación impositiva de más de 412.000 millones de euros, hablaríamos de destinar casi el 25% (insisto, en el escenario más optimista de recaudación y el más conservador en cuanto al coste) solo a financiar la Renta Básica. Si a ello añadimos pensiones, sanidad y educación (que entiendo que con Podemos no solo se mantendría la cuantía destinada a estas partidas, sino que, además, se incrementaría, estaríamos hablando de un gasto público del 105% de la recaudación fiscal tan solo en estas cuatro partidas. El resto se financiaría con déficit público que, en caso de tener la soberanía monetaria, se materializaría en monetización de moneda.
    Por otro lado, no solo no tenemos inflación sino que nos encontramos ante la amenaza deflacionaria por dos motivos: uno, la velocidad de circulación del dinero no ha subido por falta de confianza en los prestatarios y, segundo, la masa salarial es cada vez menor. Sin embargo, la RBU o bien mantendría la masa salarial a costa de un mayor desempleo o bien provocaría una mayor inflación de costes.

    No obstante, estoy de acuerdo en que la cuestión es más política que económica.

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