¿Banco malo pagado por los contribuyentes? No, gracias.

26 ago 2012

Parece ya seguro que la solución tomada para arreglar el agujero bancario va a ser la creación de un banco malo, que ya barajábamos hace tiempo como una posible solución que iba a adoptar el Gobierno. A modo de recordatorio, un banco malo es una sociedad que aglutinaría los activos tóxicos y problemáticos que las entidades financieras tienen en sus balances.Sin embargo, en mi opinión, esta no es la mejor de las soluciones desde el punto de vista del contribuyente.

 Los activos problemáticos estarían tasados por un valor superior al de mercado actualmente, por lo que el estado (y por tanto el contribuyente)  tendrá que absorber una parte de las pérdidas, ya que en la actualidad el importe en libro de estos activos está sobrevalorado. ¿Es esta la solución?

Aún es una incógnita la forma en la cual se va a articular el banco malo, pero es casi seguro que su forma jurídica va a ser la de sociedad de gestión de activos sin licencia bancaria. Este es un matiz importante, ya que, a diferencia del resto de entidades bancarias, no va a poder financiarse en el BCE al tipo de interés oficial vigente en este momento que se sitúa en el 0,75%. Esta condición está firmada en el memorándum de entendimiento de condiciones al rescate de la Unión Europea a España. Mi interpretación de esto es que la Unión Europea no quiere asumir ningún tipo de coste en lo que al saneamiento bancario se refiere, más si cabe si tenemos en cuenta que el rescate a España es inminente.

Por tanto, la primera pregunta es obvia. Con los mercados actualmente cerrados ¿de dónde va a sacar el dinero España para la creación de un banco malo? Se estima que el coste del banco malo podría llegar a ser de 100.000 millones de euros. En una economía tan lastrada como la nuestra, el riesgo de que quiebren las finanzas públicas españolas es más que probable. Eso sin contar con la incertidumbre de que la liquidez proporcionada por el banco malo a los bancos comerciales sirva para recapitalizar efectivamente el sector financiero. 

En segundo lugar, ¿va a llegar la liquidez proporcionada a la economía real?  La función de este banco malo debería ser proporcionar liquidez a las entidades bancarias para reactivar el crédito, pero no está claro que vaya a llegar a las empresas, tan necesitadas de que se reactive el crédito para mantener sus estructuras productivas.

Por último, la mayor incógnita puede ser la de qué va a suceder con esos activos una vez que los tenga en su poder el banco malo de titularidad pública. Los activos permanecen en este banco malo en estado de cuarentena, fuera del sistema bancario para mantenerlo limpio. Una de las posibles opciones podría ser la venta de los mismos a fondos de inversión o entidades bancarias extranjeras (ya hay numerosos inversores  rusos interesados en adquirir promociones inmobiliarias en nuestro país); solución que, en caso de recuperar el importe de la venta, podría ser la menos injusta de las soluciones desde el punto de vista social. 

Crear el banco malo puede ser una de las soluciones pero en cualquier caso se podría articular de otra forma. Una de ellas podría ser la conversión de los obligacionistas en acciones. En este caso, los acreedores se convertirían en accionistas, con lo cual se reduciría la cantidad aportada por el estado para la recapitalización de las entidades bancarias, si no toda. Y en todo caso, habría que depurar responsabilidades para que los responsables de este desaguisado no se vayan de rositas. El banco malo es en todo caso una solución injusta.

1 comentarios:

  1. Me parece adecuado lo de convertir al banco malo en accionista de los bancos buenos. De todas formas me parece que al final vamos a ser todos los españoles los que acabemos salvando a los bancos a través de recortes e inyecciones de dinero público.

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