Al fin el 22M ha terminado. Los resultados electorales arrojan una gran victoria del Partido Popular con respecto al PSOE, con más de dos millones de votos de diferencia, y una bajada de votos de casi millón y medio por parte del PSOE . Es más, muchas de las autonomías que tradicionalmente fueron territorio PSOE como Castilla-La Mancha o Extremadura y ayuntamientos como Sevilla han pasado a manos del PP, muchos de ellos incluso con mayoría absoluta. Pero, ¿a qué se debe realmente esta debacle socialista?
Al margen de otras razones de carácter puramente político, se dan una serie de razones económicas, que desde luego no hay ayudado a que se incremente la popularidad de Zapatero. Durante su actual legislatura de se ha producido la mayor crisis de nuestra historia moderna a nivel mundial, la cual se ha combinado con el mayor desplome del ladrillo en nuestro país, sector que casi exclusivamente estaba tirando de nuestra economía, con crecimientos del torno al 4%, muy superiores a la media de la UE.
Estas dos crisis combinadas, unidas a un cierto despilfarro público, y la negativa sistemática del gobierno a reconocer la crisis, llevó al ejecutivo a promover una serie de reformas antipopulistas, pero necesarias (aunque muchas de ellas llegaban ya tarde). Estas medidas en una gran mayoría, suponían ciertos recortes sociales, como la bajada del 5% del sueldo de los funcionarios, eliminación del cheque bebé, etc. Medidas que eran necesarias en ese momento para ganarse la confianza de los mercados.
Pero, ¿A qué se debe esta obsesión por los mercados? Uno de los mayores retos que ha tenido por delante Zapatero es que no ha sabido explicar a la ciudadanía qué o quiénes son los mercados. Los estados tienen básicamente dos formas de financiación: vía impuestos o vía deuda pública. El problema de subir impuestos a los ciudadanos es bien sabido (aunque también se subió el IVA dos puntos), ya que obviamente supone un recorte de la renta disponible para las hogares y las empresas.
La deuda pública exige un compromiso serio de pago por el Estado para que los inversores puedan acceder a ella. Actualmente existen unas instituciones denominadas agencias de ráting que califican este tipo de activos en función de su riesgo. España ha estado al borde del rescate en varias ocasiones, lo cual suponía que estos activos tuviesen mayor riesgo de impago respecto a los inversores por parte de estas agencias de ráting (o calificadoras), lo cual hizo que tuviese que pagar más intereses para que los inversores (o mercados), equipararan el riesgo con la rentabilidad (a mayor riesgo, mayor rentabilidad).
Obviamente, para tener que pagar menor interés por la deuda (lo que comúnmente se llama prima de riesgo), los mercados exigían una serie de medidas para recortar el gasto y mejorar el déficit. Esto, unido al hecho de un posible contagio al resto de países ante un eventual rescate, el hecho de que las empresas españolas privadas se vieran afectadas por lo que se llama riesgo-país y el hecho de que una economía tan grande pudiese tumbar el sistema económico y financiero mundial, obligó a España a asumir estas medidas, que aunque dolorosas, eran necesarias por todo lo comentado.
En mi opinión, Zapatero ha sabido tomar estas medidas(aunque muchas de ellas llegaran tarde) , pero no ha sabido explicar a la población de manera entendible para ellos el porqué de esta situación. En realidad, una persona que compre deuda pública, mediante bonos o letras del tesoro, ya se convierte en un inversor, y pasa a formar parte de los mercados (y obviamente demandará una mayor rentabilidad a mayor riesgo), y esto es lo que no han sabido explicar desde el Gobierno. Esto, como hemos dicho, unido a ciertas medidas de carácter político, quizá haya sido el detonante para esta debacle. Una mayor comunicación con la población en este sentido habría sido clave para no haber tenido esta debacle electoral.
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