El vídeo de Simiocracia de Aleix Saló se ha convertido en todo un éxito en las redes sociales. Básicamente habla de cómo ha empeorado la situación en España desde que estalló la burbuja inmobiliaria hasta la actualidad, y de la ineptitud de los políticos para hacer frente a la crisis. Aleix toca diferentes puntos en su vídeo, pero me ha llamado la atención la parte en la que habla del arrebato keynesiano del presidente Zapatero.
No voy a entrar en cuál fue la utilidad final y beneficios que tuvo el Plan E en la economía, que como bien comenta Aleix no sirvió para estimular la economía porque se usó para que los alcaldes simplemente arreglaran aceras. Aunque Zapatero tuvo este arrebato keynesiano para estimular la economía, lo cierto es que las políticas fiscales que ejerció durante sus siete años de legislatura no dicen lo mismo.
Y es que, los que definían como keynesiano a Zapatero, estaban bien equivocados. Durante su primera legislatura, aquella de la Champions League, se llevaron a cabo elevadas inversiones de gasto público para mejorar las infraestructuras del país, sobre todo aeroportuarias y ferroviarias. No sólo esto, también se bajaron los impuestos descontando 400 euros del IRPF a todos los trabajadores españoles.
Lógicamente, todo esto redujo los ingresos estatales e hizo aumentar los gastos, además de hacer subir la inflación de forma bastante notable. Eran épocas de gran bonanza económica, con un fuerte superávit en las cuentas públicas, y épocas en las que se llevaban a cabo medidas totalmente populistas para alegrar a la población. Como diría Jordi Évole, épocas en las que éramos ricos.
Zapatero ganó las elecciones con una amplia mayoría en 2008, pero en Septiembre de ese mismo año estalló la burbuja inmobiliaria. Rápidamente el superávit se convirtió en déficit, y los homólogos comunitarios le dieron un toque para que amablemente rectificara sus políticas fiscales. Así, subió impuestos como el IVA e hizo recortes salvajes de gasto público, como la reducción de los sueldos de los funcionarios o la derogación del descuento de los 400 euros.
Por tanto, casi se puede decir que el Plan E es la única política que se podría asemejar a las políticas keynesiana que Zapatero llevó a cabo. Según Keynes, se debe enfriar la economía en situaciones de bonanza económica, aumentando los impuestos o reduciendo el gasto público, y estimularla en situaciones de crisis, reduciendo impuestos o aumentando el gasto público. Quizá si Zapatero hubiese sido ciertamente Keynesiano ahora no estaríamos en situación de recesión.
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