El Instituto Nacional de Estadística ha publicado en su último informe presentado ayer, el dato del indicador adelantado del IPC, que sitúa su variación interanual en el -0,1%. En palabras llanas, el nivel general de precios de productos de consumo es menor que hace un año lo cual, de confirmarse, confirmaría la tendencia negativa que acabaría en la temida deflación, que en muchos casos motivan y justifican políticas monetarias y fiscales muy agresivas.
La deflación provoca aumento del desempleo, menor consumo, recorte de inversiones y menor actividad, y puede conducir a dos espirales de muy difícil salida:
- Por un lado, la deflación de precios por una caída de la demanda provoca un aumento del desempleo que, a su vez, redunda en un menor poder adquisitivo de las familias y, por tanto, en una menor demanda, lo que a su vez, provoca más desempleo, deflación y, por tanto, menor consumo.
- Por otro lado, aumenta la carga real de las deudas, puesto que la deflación reduce el valor de los activos en el balance de las empresas y como el pasivo exigible no se pueden tocar, la deflación reduce el patrimonio neto empresarial, aumentando la carga de las deudas en relación con sus fondos propios y su capacidad de responder ante ellas. Es el fenómeno conocido como deuda-deflación.
Desde un punto de vista monetario, la deflación también se produce cuando existe una insuficiente cantidad de dinero con respecto a la producción, que puede producirse por dos motivos: retirada de dinero en circulación o aumento de la productividad de los factores de producción, por ejemplo por una mejora tecnológica. En estos casos, la deflación no solo no es mala sino que es positiva, ya que implica que está aumentando la productividad total de la economía y está haciendo aumentar valor a la moneda. En todo caso, el Banco Central se encarga de acomodar la suficiente cantidad de dinero a la economía como para que no se produzca deflación y el nivel de precios se mantenga constante o sostenido en el tiempo.
En esta ocasión, la deflación se produciría por la necesidad de las familias y empresas de completar el proceso de desapalancamiento, de reducir sus deudas contraídas. Las familias dejan de consumir para amortizar sus deudas, lo que provoca un descenso en la demanda y, por tanto, una caída en el precio de los productos. Esto, a su vez, incrementa la carga real de las deudas lo que provoca irremediablemente la espiral deuda deflación antes citada y los intentos por parte de Gobiernos y Bancos Centrales de evitar este problema, tratando de imprimir dinero o llevar a cabo políticas fiscales expansivas. La imperiosa necesidad de amortizar deudas, además, lleva a muchas familias a tener que liquidar parte de los activos de manera precipitada, teniendo que asumir, en muchas ocasiones, un descuento bastante importante con respecto a su valor real.
Ahora bien, el proceso de desapalancamiento es un proceso necesario, ya que una de las principales causas de esta crisis ha sido el sobre-endeudamiento. La economía requiere de menor cantidad de deuda y, para solucionar este problema, la única solución es ir amortizándola poco a poco, a pesar de que el sector público no esté cumpliendo parte de su cometido. Las políticas monetarias expansivas mediante la impresión de mayor cantidad de dinero no hacen sino agravar los problemas, echando la pelota hacia delante y postergando las reformas
No obstante, parece que todavía no existe un riesgo real de deflación.Gobierno y analistas coinciden en que la caída de la inflación en el último año es una cuestión puntual, provocada por el efecto escalón de la bajada del IVA y de la subida de tasas universitarias el pasado año. De hecho, muchos de ellos coinciden en afirmar que la inflación ha tocado suelo y que, a partir de ahora, las cifras comenzarán a ser moderadamente positivas.
No obstante, parece que todavía no existe un riesgo real de deflación.Gobierno y analistas coinciden en que la caída de la inflación en el último año es una cuestión puntual, provocada por el efecto escalón de la bajada del IVA y de la subida de tasas universitarias el pasado año. De hecho, muchos de ellos coinciden en afirmar que la inflación ha tocado suelo y que, a partir de ahora, las cifras comenzarán a ser moderadamente positivas.