¿A qué llamamos mercados financieros?

10 nov 2011

nyse


Durante los últimos meses, e incluso años, los medios de comunicación nos inundan con términos económicos y financieros que casi ninguno de nosotros conocía; pero hay uno en especial que ha tomado un protagonismo sin igual, y normalmente, cuando tanto estos medios de comunicación como los políticos y economistas lo pronuncian es para referirse a algo malo que ha sucedido en la economía y las finanzas. Nos estamos refiriendo a los tan denostados mercados financieros.

Como decimos, parece que los mercados están marcando nuestro día a día, hasta el punto de tener que emprender medidas de recorte de gasto público por "culpa" de ellos. Pero, ¿de verdad buscan que los países se derrumben para lograr su beneficio personal?  

Podemos definir como mercado cualquier lugar o mecanismo para favorecer el intercambio de activos. En todos ellos, existen dos agentes económicos que interactuan entre sí. Por un lado, está el oferente del producto o servicio, que busca el máximo beneficio que puede obtener de la venta de un producto o servicio, teniendo en cuenta lo que el comprador ofrece por el mismo. Es lo que se llama el equilibrio entre la oferta y la demanda. Un ejemplo bien claro de esto es el mercado de las materias primas.

Como ya hemos dicho en anteriores posts en este mismo blog, los estados se financian mediante impuestos y mediante deuda pública. La deuda pública se emite a través de bonos en los mercados financieros, donde los inversores acuden para poder acceder a ella. Es decir, en este caso el intercambio de activos será el capital que el inversor presta, y para el inversor sería la deuda que contrae con el Estado, esperando que éste le devuelva el importe junto con unos intereses. Y, como ya hemos dicho, también están afectados por el equilibrio entre la oferta y la demanda; esto se traduce en que los inversores exigirán mayor rentabilidad cuanto mayor riesgo perciban de que no se les va a devolver el importe que ellos invirtieron.

Y es aquí donde toma un especial protagonismo la prima de riesgo. Este equilibrio entre oferta y demanda hace que la prima de riesgo suba o baje, afectando negativa o positivamente al país en cuestión. Es posible que los inversores perciban tal riesgo en la economía de un país que le resulte insostenible al mismo pagar las deudas contraídas (los analistas económicos dicen que a partir de un 7% de interés el país puede declararse en suspensión de pagos, de esta manera cancelando todas las promesas de pago). Es lo que ha ocurrido con Grecia, Irlanda o Portugal, que han tenido que ser rescatados, o más recientemente, lo que está pasando con Italia, que está atravesando graves problemas.

Sin llegar a ese extremo, para garantizar a los inversores que los estados pueden hacer frente a los compromisos de pago, y de esta manera reducir las rentabilidades de sus bonos, y por tanto el riesgo, están obligados a acometer una serie de medidas de reducción del gasto público, o bien un incremento de los ingresos vía impuestos, o una combinación de ambas sin que las dos sean tan drásticas. El problema está en que los Estados están reduciendo partidas del gasto para los servicios sociales como sanidad, educación o desempleo, sin aumentar los impuestos.

Y es de aquí de donde proviene la famosa frase: "los mercados nos están imponiendo recortes del gasto público". No quiere decir que haya una persona que actúe en nombre de ellos, si no más bien un grupo de inversores institucionales que no comprarán la deuda soberana de un país en tanto en cuanto no tengan una cierta seguridad de que se les va a devolver, y por tanto los Estados no podrán financiarse adecuadamente.

¿Cómo evitar esta exposición a los mercados?


Lógicamente, cuanto más endeudado esté un Estado, mayor posibilidades de que no pueda hacer frente a sus compromisos de pago con sus fondos actuales, y lógicamente, tenga que acometer acciones para reducción de gasto público o aumento de ingresos. Es decir, cuanta más financiación venga del lado de la deuda pública, mayor riesgo de exposición a los mercados.

Por tanto, habría varias opciones para evitar esto, que ya hemos comentado. Por un lado, si queremos mantener los mismos gastos y prestaciones públicas que ahora, no habrá otro remedio que aumentar los ingresos por vía de los impuestos o bien aumentar los recursos para luchar contra el fraude fiscal, un lastre en cualquier país actualmente. Esto ya ocurre en países con una alta presión fiscal en Europa como Suecia, Dinamarca, Noruega... los cuales no han sido castigados por los mercados financieros, aun perteneciendo algunos de ellos a la Unión Europea. La otra opción sería reducir los gastos, pero esto ya está sucediendo en la mayoría de países en problemas.

A modo de conclusión, cuanto más tengamos que financiar nuestro estado por la vía de la deuda pública, más sensibles seremos a los problemas de las crisis de deuda, como la nuestra, que está azotandode manera tan fuerte a los países. 

Imagen david.nikonvscanon

1 comentarios:

  1. Estupenda explicacion, si señor.No lo explican en ninguna facultad que se precie. Bravo tio.En serio.

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