Cada vez que el Banco Central Europeo hace un anuncio de compra de bonos a alguno de los países en problemas de la zona Euro, los mercados se calman, la prima de riesgo se relaja y los índices bursátiles suben como la espuma. Han sido numerosas las ocasiones que el BCE ha anunciado una compra de títulos de deuda pública a los países europeos que se encuentran en problemas.
No es la primera vez que el BCE hace este tipo de anuncios para salvar a los mercados y mejorar la prima de riesgo. Es más, en otras ocasiones ha comprado directamente deuda pública española para normalizar las cosas. De todos modos, en la actualidad, una compra masiva de bonos se asemejaría más a un rescate que a una situación para arreglar un problema transitorio. ¿Se podría hablar de un rescate encubierto?
Cuando hablamos de rescate, hablamos de una compra masiva de deuda pública para evitar una eventual situación de default. También hablamos de que recibiremos llamadas constantes de la “troika”, que son unos comisarios con muy malas pulgas que nos pedirán realizar mayores sacrificios para que se les devuelva el importe de la deuda con los intereses acordados. Resulta que estos intereses ya se han convertido en un verdadero problema estructural, y su cuantía se eleva ya bastante por encima incluso del ajuste que se ha realizado en los presupuestos.
Si el BCE realiza una compra masiva de bonos aumentará la cuantía de los intereses a pagar y agravará el problema de deuda. Esto nos llevaría a un escenario de más recortes salvajes y subida indiscriminada de impuestos como el IVA. Recordemos que en la actualidad, países como España están endeudandose cada vez más simplemente para pagar los intereses de la deuda, una de las partidas que más fondos tiene en los presupuestos generales del Estado.
Ya sabemos cómo han acabado los rescates a otros países como Grecia o Portugal; pero no es lo mismo, el problema es mucho mayor. España es bastante más grande que ambos países, y un eventual rescate requeriría de mayor cantidad de dinero y un ajuste mucho mayor.
Foto - Jim D. Woodward
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