En el ámbito de la economía mundial y la
globalización, la tecnología a menudo era vista por algunos escépticos como un
mecanismo de divergencia que acentuaba las diferencias entre países
desarrollados y economías emergentes.
De hecho, en algunos sectores económicos se da
esta tendencia, de modo que la desigualdad entre regiones se incrementa. Es
frecuente encontrar ejemplos en sectores como el industrial. Los países
desarrollados cuentan con las infraestructuras y tecnología necesarias para
transformar materias primas en productos elaborados, mientras que los países
menos desarrollados en muchos casos disponen de las materias primas, pero no de
la tecnología para transformarlas en productos finales; no al menos, de una
tecnología propia. Es probable que las multinacionales realicen un “salto de
barrera” y ubiquen sus factorías directamente en el lugar en el que obtienen
las materias primas, realizando una integración vertical y ahorrando en costes,
beneficiándose del fenómeno de la externalización.
En estos casos, los países menos desarrollados,
venden materias primas y tienen que comprar el producto elaborado a un precio
mucho más caro, por lo que el saldo de la balanza comercial de exportaciones e
importaciones a menudo es negativo para los países menos desarrollados.
Esta idea ha tenido un profundo calado entre los
más críticos de la globalización. Sin embargo, frente a las posibles desventajas
que encontramos en los sectores económicos más tradicionales, en otros, la
tecnología ha permitido un movimiento de convergencia entre países menos
desarrollados y países más desarrollados.
El FinTech como mecanismo para reducir la desigualdad
La ventaja del sector FinTech es que su
tecnología es global, es decir, podemos acceder a productos y servicios de
startups FinTech desde prácticamente cualquier lugar del mundo.
En el caso de España, podemos encontrar marcas
FinTech como la web de minicréditos MoneyMan, que permite a usuarios particulares conseguir
financiación para hacer frente a gastos imprevistos.
La universalización del acceso a financiación a través del sector FinTech
El modelo bancario tradicional se caracterizaba
y (todavía hoy) se caracteriza, por operar a través de una extensa
infraestructura de sucursales bancarias. Este modelo organizativo se traduce en
un alcance limitado. Aquellas personas que no tienen una sucursal cerca o
medios para desplazarse, no tienen acceso a financiación.
En países emergentes de África, América Latina y
Asia, esta cuestión representaba un auténtico problema, puesto que había muchas
personas que quedaban fuera del circuito financiero, sin acceso a préstamos
personales para financiar sus proyectos, ni tampoco a productos de ahorro que
les ofrecieran ciertos mecanismos de garantía sobre su capital.
Con el incremento de la tasa de penetración de
Internet y la aparición de startups FinTech y bancos 100% digitales, el número
de personas con acceso a financiación ha experimentado un crecimiento
exponencial, lo que ha propiciado un aumento de la actividad económica, puesto
que ahora les resulta posible financiar proyectos y modelos de negocio que
hasta el momento su realización era considerada utópica.
Acceso a financiación y aparición de núcleos tecnológicos en países en vías de desarrollo
Cada vez es más frecuente encontrar
departamentos de IT externalizados en países emergentes. En mucho caso las
compañías multinacionales encuentran personal cualificado con salarios
competitivos, lo que permite el crecimiento de estas regiones y la
especialización en el sector tecnológico apareciendo nuevos “hubs FinTech” que representan
una excelente oportunidad de empleo y crecimiento económico y en muchos casos
de convergencia con las potencias económicas más desarrolladas.
La disrupción FinTech no está transformando solo
el sector financiero sino también la Economía Mundial.
Imagen | Mense
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