Las cifras no engañan: España tiene un grave problema con su mercado laboral. La elevada tasa de desempleo es el principal problema que sufre nuestro país, y la primera preocupación de los españoles, según el último barómetro del CIS. El desempleo está siendo una auténtica tragedia y, sin embargo, parece que nadie quiere asumir ninguna reforma en el mercado laboral español.
De hecho, la prueba de que el mercado laboral no funciona es la elevada dualidad existente entre trabajadores fijos y trabajadores temporales, es decir, la elevada diferencia existente entre trabajadores sin ningún tipo de protección y trabajadores sobreprotegidos. Un problema que tratan de poner freno desde la UE mediante la implantación del contrato único. ¿Servirá de algo este contrato para acabar con esta dualidad?
La gráfica que adjunta el artículo habla por sí sola. Desde el año 2007, la destrucción de trabajo indefinido ha sido de 1,5%, mientras que el trabajo temporal se ha reducido en casi un 40% (concretamente, un 38,71%). Entre el colectivo de jóvenes menores de 24 años, el problema es aún mucho más acentuado, ya que casi el 60% de los jóvenes menores de 24 años han perdido un contrato temporal durante la crisis.
Acabar con la dualidad, tarea pendiente
Una de las causas de tal dualidad es la elevada rigidez del mercado de trabajo. A la vista de los datos, al empresario le saldrá más a cuenta contratar trabajadores más baratos y encadenar sucesivos contratos temporales hasta el máximo que permite la ley, que contratar trabajadores indefinidos que, a la larga, tendrán un coste de despido mucho mayor. Problema: una especialización y productividad mucho menores, una rotación de plantilla mucho mayor y un colectivo de trabajadores que no son capaces de firmar un contrato indefinido y, de esta manera, planificar su futuro.
Además, siempre saldrá más rentable despedir a un trabajador temporal que uno indefinido, aunque el temporal sea más productivo, lo que penaliza la competitividad de nuestras empresas.
Desde luego, la maraña contractual existente en España no ayuda. Hasta 35 tipos de contratos diferentes y otros 32 incentivos para la contratación. Hay que simplificar los contratos y, para ello, el contrato único sería, sin duda alguna, la mejor simplificación posible, además de acabar con la dualidad en el mercado de trabajo español y proporcionar una mayor seguridad jurídica al empresario.
De momento son todo especulaciones, y habría que ver cómo se articularía el contrato único en términos de indemnizaciones por despido. Fedea, por ejemplo, aboga por comenzar con una indemnización por despido procedente de 8 días por año y otra por improcedente de 12, además de proponer una adaptación de la Constitución si el contrato único no encajara.
De cualquier modo, parece que los agentes sociales no están por la labor de tocar ni un punto de nuestra legislación laboral.
Los sindicatos ya han manifestado su más enérgica protesta ante lo que consideran un ataque a los derechos adquiridos, al temer que el contrato único se utilice para abaratar las indemnizaciones por despido. La CEOE, porque creen que en la estructura productiva española no cabe un contrato único. Incluso PP y PSOE se han opuesto a este tipo de contrato aludiendo que es inconstitucional.
Sin embargo, está claro que la pasividad en materia laboral no ayuda. Precisamente, el objetivo de la reforma laboral había sido reducir esta dualidad, pero se ha manifestado claramente insuficiente. ¿Podría ser el contrato único la solución? Sin duda reduciría esta dualidad y serviría de ayuda para frenar el alto desempleo; ahora bien, no hay voluntad política de cambiarlo por lo que, parece que no lo veremos.
Desde luego que el empleo en España es un asunto más que complicado, antes de la crisis teníamos el desempleo más altoi de Europa, ahora, el asunto es ya alarmante, como muestra, el análisis del mercado laboral publicado por InfoJobs. Menos ofertas de empleo, salarios más bajos y fuga de profesionales especializados, el panorama es ciertamente desolador.
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