Una de las tasas que están adquiriendo mayor popularidad durante los últimos meses a nivel mundial, y debido sobre todo a las causas de la crisis actual es la Tasa Tobin. Este tipo de impuesto especial consistes simplemente en gravar una pequeña tasa cada vez que se produce una transacción en la cual hay cambio entre divisas. En otras palabras, alguien que quisiera efectuar una transacción en dólares siendo europeo tendría que pagar esta tasa. Se supone que debería ser baja para no penalizar las inversiones, si no las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre las monedas (en torno al 0,1%).
Por lo general, cuando hablamos de especulación, se nos viene siempre a la cabeza los grandes tiburones financieros intentando conseguir el máximo beneficio posible en el menor tiempo, y esto se consigue a la velocidad a la que se mueve el capital; por tanto, este tipo de transacciones serían penalizadas, porque para conseguir ese beneficio tendrían que efectuarse varias al día, siendo un gran volumen de capitales el que mueven, el cual estaría muy penalizado. A día de hoy, han sido los movimientos antiglobalización los que han recogido la tasa como un símbolo por la lucha contra el libre comercio.
Lógicamente, esta tasa no es la panacea, no va a acabar con la pobreza en el mundo (lo cual se llegó a discutir, si se lograra redistribuir este impuesto entre todos los países pobres), si no que obstaculizaría el libre comercio de estos países porque ellos también tendrían que pagar el impuesto. Pero además, y dado que estos países tienen sus monedas ligadas al dólar, estas operaciones tendrían que soportar un doble gravamen; esto no sólo no ayudaría a los países pobres, si no que les sometería a una enorme inflación, ya que la riqueza de los países no depende de distribución de la riqueza, si no de falta de producción; "pan para hoy, hambre para mañana".
Pero al margen de esto, esta tasa tendría varios problemas:
- Habría que diferenciar claramente qué operaciones son puramente especulativas, y cuáles no. En caso contrario, una empresa netamente exportadora sería gravemente perjudicada, sobre todo con aquellas regiones que no operan en su misma moneda. Aun pudiendo diferenciarlas claramente, siempre quedarían empresas que se sentirían perjudicadas (no es conveniente frenar el libre comercio, a no ser que se quiera proteger un sector determinado). Concretamente en España (y como ya se dijo en el anterior post de la crisis del pepino),
- En caso de poder diferenciarlas claramente, la ingeniería financiera crearía nuevos derivados con los cuales poder volver a especular, los cuales reportarían de nuevo grandes beneficios. Además, los intermediarios financieros son capaces de buscar los recovecos del sistema para no tener que pagar estos impuestos.
- ¿Quién recaudaría este impuesto? ¿En qué se emplearía? Este tipo de actividades requeriría una enorme (y como todo lo grande, presumiblemente ineficiente) máquina burocrática.
Finalmente, este impuesto, como tantos otros, no se puede aplicar si no se consigue un consenso entre todos los países. Esta tasa obstaculizaría el poder salir de la crisis; el problema es pensar en este tipo de medidas en épocas de vacas flacas, y no realmente cuando debería de haberse aplicado.
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